miércoles, 28 de marzo de 2012

Dentro de la palabra que no quiero recordar, porque olvido entre la furia de los amaneceres a las lunas

 No notaron que son seres humanos.
 Tenerlo en el centro del olvido, entre los papeles rotos, con el arrastre del viento que trae el cantar del río. Lo vi con sus arapos recortando tristeza en cada parpadear mecánico y acartonado, lo vi con sus manos apretadas de oyín, curtidas como arenas en un Brasil sin sombra. Lo vi entrechocando otros zapatos, topándose en mi puerta con la cara fría y los abrazos secos como tumbas.
 Si no lo hubiera visto quizá pensaba que era parte del paisaje (como todos, claro).

sábado, 24 de marzo de 2012

Serme companía

Ésta noche quiero estar sentada en un bar con puertas azules
pedirle al mozo una copa de vino
no esperar a nadie
esperarme a mi, que de seguro voy a llegar tarde, con mi vestido a cuadros
y las zapatillas más gastadas que ayer
Brindar por mi salud mental, y por mis miedos
darme un beso en la mejilla y correrme la silla antes de sentarme, para demostrarme cortesía.
Hablar del clima, porque no creo que tengamos un tema mejor del que hablar
decirme que las cosas cambian y desearme esa suerte con lujuriosa convicción.
De repente ver que empiezo a llorar
con enormes ganas de reir,
no voy a hacer más que mirarme con lástima de abuela,
sin levantarme de mi silla para ir a abrazarme.
Que se acerque el mozo y me traiga una caja con pañuelos, y no poder agradecerle
porque verme llorar así, me destrozaría el cuerpo
como clavándome todas las uñas en carne viva.
Voy a usar todos los pañuelos, entre lágrimas y mocos
 sentirme borracha y empezar a cantar tangos
probablemente entre "...como cambian las cosas los años" me saco algo de ropa
y bailo sobre la mesa.
El mozo quizá vuelva y me pida que me retire del bar.
Salgo con pasos acelerados y sigo cantando por la calle,
hasta toparme con mi sobra en la pared y ver que estoy tan sola, ni siquiera acompañandome a respirar.
Porque no vine al bar, y me esperé hasta las dos de la mañana en casa entre papeles y café, comiendome las uñas sin poder quitarme el pijama.



SUAVE.

lunes, 19 de marzo de 2012

nadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadenadadeacáhastaallánadadenadaquemuevaplanetasbailandoelcorazón. ~


OK. T o d o     d  i c h o.

domingo, 18 de marzo de 2012

Ovillo de

 Bueno, te contaba... ella gritaba estallando cada uno de los centrales nerviosos de mi cerebro, gritaba palabras en inglés, en castellano, en la mesa, en el patio, todas y cada una que yo no lograba comprender (o no quería), le dije setenta y tres veces (¡y las conté!) que no me interesaba leer sus revistas de moda francesa, pero no lo entendía, y repetía, repetía repetía repetíiiiiia de memoria el artículo de una de ellas que no me acuerdo el nombre. Empezó con todo un berrinche de las cremas, del pasto, de la calle, de las botas, de los platos, y yo no lo pude soportar. ¿Cómo me vas a preguntar eso? No soy capaz de no fumar compulsivamente en momentos como ese, de un momento a otro mi boca se convirtió en cenicero y mis manos eran las de un viejo de larga edad que tuvo parkinson hereditario desde el nacimiento, estabamos los dos inmersos en la habitación y el humo y la rabia y el descontento con todo lo que rodeaba. Mal perfume, mal aliento, olor a pata, en todos los movimientos. Las plantas parecían de plástico, y el papel higiénico de harina, todo en la habitación estaba desparramado y las manchas del vino en la alfombra del living eran más grandes que nunca.
 Ya no podía soportar el nudo invasivo de mi garganta y estallé en el mejor de mis llantos (con mocos y todo), ese ir-venir-ir realmente me descoloca del mapa, me desarma; no sé que pensás vos cuando te cuento todo ésto, dirás que estoy loco, pero me agarran calambres en el cuerpo entero y siento una sensación de caer al vacío con un peso en los pies, ¡que mejor ni te cuento!
 Al instante se hizo de noche en todas partes y me dormí, no no me acuerdo de lo que pasó entre la asfixia de los gritos y el momento en que apoyé mis rulos en la almohada.
 Soñé que me degollaba una sombra-.

sábado, 17 de marzo de 2012

martes, 13 de marzo de 2012

Giles.

Tu primo me contó que te gustan mis tobillos desde que los viste sin tobilleras. Tu primo se ríe de vos conmigo porque le parece ridículo que te gusten esas partes. Tu primo dice que mis orejas son hermosas, porque tienen forma de rana. Tu primo se justifica ante mi enojo por compararme con un anfibio. Tu primo se ríe porque hago puchero y muevo las manos así rápido. Tu primo se acuerda que vos movés las manos así rápido cuando cocinás empanadas. Tu primo dice que las empanadas son su especialidad, y que tu receta es suya. Tu primo quiere cocinar para mí, y hacerme el desayuno. Tu primo se siente un pesado por mi cara de culo. Tu primo me cae bien. Tu primo es un idiota y no lo sabe, pero es de esos que son simpáticos. Tu primo dice que vos sos un idiota. Tu primo me tatuó el tobillo derecho. Tu primo me ayuda a no estar sola. Tu primo dice que mi nuevo corte de pelo remarca mi mirada y la da un brillo. Tu primo no sabe que odio que diga esas gomadas. Tu primo comparte su cepillo de dientes conmigo. Tu primo quiere ser dentista. Tu primo dice que no tenés futuro. Tu primo no sabe que el sábado me besaste los tobillos. Tu primo no sabe que el domingo me besaste de los tobillos a las orejas. Tu primo no sabe que no me interesa que no tengas futuro. Tu primo no sabe que yo pienso que sos un gil, pero qué bien besas mis tobillos.
Cuando te aburras de mi rutina, y no me quieras mas, voy a preguntarle a tu primo si todavía le gustan mis orejas.

Podría haber sido poesía.

 Desde que escuché por ahí que vendías tu imagen y tus muecas al mejor postor y eras el vivo retrato de Norma -la prostituta de Cerrito y Mitre- no pude dormir menos de 13 horas consecutivas y enterrarme en la almohada (esa que mordió tu perro Ruffo en una esquina) con una indecible sensación de deleite. Podría recitar poesías que narran meticulosamente mis radiantes despertares, con el honor que el pié izquierdo le cedía al pié derecho después de descubrir que era en vano entrometerse en mi primer paso, después de los sueños apacibles que aparecían como films desde mi cerebro hasta mis ojos. Ay, ese sentirme liviana, despierta, sensible a todos los estímulos que el día me acercaba, sin inquietarme por tus pasos entrando por el pasillo y tu mirada odiándome y amándome a la vez; tus ojos rojos y cansados, queriendo apuñalar cada uno de mis movimientos instintivos, y tus manos arrancándome la ropa para besar toda mi espalda mientras no podíamos pronunciar palabras y los silencios nos ahorcaban. Tu cuerpo hablaba mal.
 Pero, hace dos días, no consigo dormir , lo amaneceres ya ni siquiera se interesan en darme la mano.
Me invade una especie de amargura, y ansiedad; a vos, tan auténtico y estúpidamente sonriente, el escenario te mostró desnudo (como más me gustaba verte) antes de empezar la función. El telón bailando en el piso, vos sin tu rimmel acrecentando tus gestos, el telón dejando tu piel de vampiro a la luz, vos desvaneciendote de terror, el telón mostrando lado más tuyo y menos mío. Ay! justo al segundo antes del que creías encerrar a los espectadores en una de tus pequeñísimas medias de red.
Qué tristeza me causa notar que resultaste tan putita, de las más cotizadas por sus movimientos cautelosos, de rayo, de zorro.
Qué tristeza que todo el barrio lo sepa y hoy estés tan solito y desvalido como el señor Marcos de la verdulería, tan inválido, y tembloroso.
Qué tristeza que no puedo acompañarte en tu muerte... justo tengo turno a la psicóloga (esa de quien voy todas las tardes a nombrarte, en su sofá color café).

Y por dios que no se termine ésta noche dejándome viva, borracha y hablando de vos.