viernes, 30 de julio de 2010

*.sonrisas de miel... y una terrible CONFUSIÓN
A
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e
(así)

martes, 13 de julio de 2010

Necesito magia azul..

Hoy me di cuenta que no solo el domingo es un día odiable. Ayer fue Lunes las veinticuatro horas, lunes castigador, lunes mentiroso, lunes altamente sofocante, lunes, lunes, lunes, todo el día lunes…
Y los lunes son horribles, son días especiales para
fracasar… días de empezar el gimnasio, de ser mejor persona, de pagar deudas, de pedir perdón, de ser más responsables, de dejar de fumar, de empezar la dieta, de abandonar los viejos zapatos, de buscar un empleo, de empezar a vivir…
Fue lunes, y los lunes no son días para cumplir planes tan minuciosamente tallados el fin de semana.
Los lunes son días para quedarse en casa, viendo la vida pasar por el ojo de una cerradura, tomando el café que se enfrió, sentados en el sofá, viendo alguna película trillada que encontramos en cualquier canal mediocre de televisión, creyendo que la historia del “amor para siempre” es la que nos tocará.
Qué días tan mentirosos…
los lunes me recuerdan todas las moralejas que NUNCA llegué a aprender, y hacen que me cacheteen fuerte la cara, para después reírse de mi, gritándome de frente lo estúpida que suelo ser.
Entonces me dedico a
soñar despierta, tal vez (a veces) son los únicos ratos en que soy feliz.
Entonces hago listas, y hasta llegué a la ecuacuación exacta:

LUNES = SUEÑOS DORMIDOS DE UNA MUJER DESPIERTA.

Y los lunes siento frío, mis pies se acalambran, mi cerebro se congela, y ésta habitación es lo más parecido a un basural que vi en mi vida. Y es lunes. Y es miedo. Y es pasar del negro al negro intenso pero sin valor.
Pero..,
llegó el martes, y hoy es martes… y mi martes tenía que ser de “escribir algo lindo”, de hacer sonreír a la gente, de contar lo hermosas que son las hojas en otoño, de amores raros, de reír mucho (con todos los colores); pero fue muy lunes, y me encuentro acá casi-petrificada, con el café de las 3 entre mis manos, y con los ojos empañados de llanto azul, sin dejar de ser humo flotando en el aire, sin dejar de ser las pequeñísimas cosas que extraño, sin dejar de ser
palabras sueltas al margen de algunos apuntes sin importancia, sin dejar de ser risa en la multitud, sin dejar de ser un romance olvidado, sin dejar de ser la rosa escondida en el libro, sin dejar de ser esto que a veces me da tanto miedo.
Mi martes no fue mucho más que el lunes, mi martes acribilló mis expectativas del día perfecto de sol tenue.
Ahora, siento esas ganas de golpearme la cabeza contra sus ojos y mañana no poder recordar…siento ese miedo que creía haber dejado archivado en mi carpeta de “cosas insoportables”.
¡Qué vacía está ésta casa!
Cuanto necesito de esa paz que sólo puede encerrarse en sus brazos, necesito eliminar ciertas fronteras y pasar del gris al verde esperanza; creer menos en que “la vida puede ser color de rosas” y no perder de vista determinados barcos; dejar de sentir que el mundo es un lugar mezquino, donde hay una nube espesa entre él y mis dedos y llorar con cada primavera. Pero hay muros que aún no puedo derribar, aunque quiero.
Todo puede cambiar, lo sé, pero ayer fue lunes y hoy es martes, y es tan lunes como ayer; y ahora, estoy como loca, caminando con los ojos cerrados y las valijas llenas de sueños en lista de espera; estoy como loca, rompiendo espejos, pidiéndole que mire mis ojos, tome mis manos, mienta, y me prometa que todo va a estar bien… Que con un pincel mágico borre mis martes tan lunes y dibuje con tinta azul esa mueca en mi cara que se parece a una sonrisa, y así-como un milagro- los lunes llegan menos.