miércoles, 2 de mayo de 2012

Otoño de fideos y ravioles.

No apareces en la sopa, en el baño, ni en el mar,
no apareces en el chicle, en el cigarrillo a medias, ni en el bar-
Fijate que cuando camino sola la ciudad me corta las palabras y,
si me doy vuelta girando por sobre mi hombro derecho en todas las veredas, estás conmigo, leyendo Bukowski, fumando mi humo, con la cara verde y los labios hechos de vino.

Había espejos escritos con tinta negra que me despertaban despeinada y con olor a café que preparaste para mi, con tu manito en la taza amarillo pálido.

Hoy las manos frías desvalijadas,
y ya me olvidé cuantos lunares tengo,
y te cuento que incluso con los ceniceros llenos tampoco miro mi viejo cuaderno floreado, desde que borraste tus dibujitos ¿o los borré yo?


Curiosamente , encontré un poema, con tu letra doblada y chiquitita como hormigas, que nos traza entre el otoño...

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Susurrá a mis ojos que quieren leer...