lunes, 12 de septiembre de 2011

Iba a escribir sobre mi rutina, pero me parece repulsivamente nefasta.
Das asco, vidita, A s c o. 
que el tecito a la noche, que los tres cafe(s) por día, que pensar en lo que no está, que ir a la facu, que el insomnio hijo de una remilputa, que su cara de orto tatuada con yeso, que caminar, que otro café... 
Está todo tan tímidamente acomodado, tan estático, tan asquerosamente planeado que siento un alfiler en el cuello cortándome la respiración. Y ni hablar del pájaro carpintero en el cerebro.
Dame caos, que me aburro.

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