miércoles, 2 de febrero de 2011

Charlemos.1

Nos apropiamos de él y lo movemos hasta donde queramos estar, así es la cosa, no nos dejamos mover por el viento.
Somos tan vanguardistas que el viento no nos mueve ni un pelo, tanto, que hasta cuando llueve salimos en bici a enfrentar la tormenta, en lugar de quedarnos refugiados tomando café y viendo la lluvia por la ventana; aunque también está bueno hacer lo otro, es más cómodo... así que cuando queremos, paramos, dejamos la bici, ponemos un vidrio frente a la mesa (que está en medio de la calle) y tomamos un café, mientras miramos hacia el otro lado y continuamos mojándonos y, hasta nos tapamos acurrucados bajo una manta amarilla, para que nos abrigue y se adhiera a nosotros con el agua, mientras, contemplamos la lluvia por la ventana, sin dejar de lado nuestro café humeante...

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Susurrá a mis ojos que quieren leer...