martes, 7 de septiembre de 2010

Qué disparate (se mató un tomate!)


Me senté frente la pantalla, con el capricho enfermo de escribir. No sé de qué quiero hablar, ni por que estoy tan empecinada con trazar una ruta de tonterías sin conciencia, sin algun tipo de fin. Pero... me pregunto, ¿siempre tengo que escribir sobre algo? NO. O bueno, sí; hoy escribo sobre que "no sé qué escribir" y como no me enorgullece ésto, voy a seguir escribiendo, sólo porque tengo ganas y porque extraño ésto. Bah... no, no lo extraño. No sé que quiero. Nunca sé qué quiero. Nunca planeo nada, y después resbalo, siempre es así, siempre tan apático.
SITUACIÓN: Caracol feliz -> caracol de la mano -> caracol acaracoladísimo -> caracol triste -> caracol perdido-> caracol solo -> caracol bulímico -> no caracol. No pretendo que se entienda, no pretendo ser leída, no pretendo gustar(sé que nunca va a pasar). Odio ésta apatía tan acompañante de mis pasos. "Siempre igual, nenita, EH!" desde la Princesa Vampira, hasta la Reina del Panal de Abejas. Siempre girando en ejes distintos, pero sin dejar de enrollar el ovillo de lana, hasta que se haga un nudo indestructible.
Otra vez, me fui por las ramas, como gusano apestoso. No sé por qué terminé escribiendo ésto que nunca quise, y es más, creo que ni siquiera lo pienso (digo pienso cuando es 'siento'). Bah... pavadas.
Sin dejar de molestar, me voy. Prometo ser más pulcra la próxima vez (sólo si se me da la gana) para variar, eh!


(no pidas explicaciones que no existen. Faltan.)

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Susurrá a mis ojos que quieren leer...