-Entonces... ¿preferís los besos o los versos?
-Me quedo con el abrazo y el verso. Creo que los labios no difieren mucho; la forma de besar, tampoco. El abrazo es fuego, es montaña con toda la diversidad en sus formas, con las texturas de las pieles tibias aunadas, la no-distinción entre tu cuerpo y el otro calor.
-Me comería tus palabras, te juro.
-Entonces... prefiero eso, que me comas, comeme a versos...
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Susurrá a mis ojos que quieren leer...